lunes, 1 de junio de 2009

LA RUTA 1 - PANCHETE IBAÑEZ y SÍSIFO

Hace unos días venía por la Ruta 1 hacia Santa Fe, yo vivo afuera de la ciudad, a la casa de Pablob. En eso que iba tranquilo tipo a 80 con mi mano del camino sin muchos autos pero con mucho tránsito la mano contraria, miro hacia atrás por el espejo a una seña de luces de una camioneta que se aproximaba y en menos de un segundo que vuelvo la vista al frente tenía una mole amarilla casi encima de mi humanidad... Volantazo violento a la derecha, ruedas chirriando, el colectivo que me pega en el espejo, el ruido del colectivo rugiéndome en la oreja, visión nublada, escupo el corazón, paré en la banquina tomé el corazón que se me había salido disparado por la garganta y lo metí en su lugar, respiré... volví a respirar... inspiré... expiré...rajé una reverenda recontraputeada contenida por que no tenía voz, miré por el espejo y vi como el colectivo que casi termina con mis días iba sobre la mano en la que yo venía, pasando una cola interminable de autos y pensé en girar en U correrlo y sacar lo peor de mi; todo en menos de medio minuto. Una vez repuesto, tomé de nuevo la ruta, llegué a lo de Pablob, había unas empanaditas, porrón, amigos y las cosas simples de la vida.
Quedé bastante impresionado unos cuantos días, demoré dos o tres en contarle a la Guille que tomó dimensión mas rápido que yo de lo que pudo haber sido y se asustó. Ahora, yo veo, que casi me muero. Me acuerdo de cosas escuchadas en la niñez sobre la vulnerabilidad de nuestras nucas, o como en un resbalón uno podía pasar a mejor suerte, o de como murió no se qué filósofo griego cuando a un ave rapaz se le resbaló una tortuga que portaba en sus garras y le dió de lleno en la cocuzza pensante al desprevenido erudito que paseaba por la playa.
Bien, con esto en mis manos, o sea mi propia vida, o mas bien la conciencia del latido me fuí hasta el bolsillo de la campera en la que traía un libro que me gusta bastante que es “El mito de Sísifo” de Camus, lo tenía en el bolsillo de la campera porque tenía que ir a autorizar unas ordenes a la obra social y como ando sin mochila ni agenda ni nada metí las papeletas ahí adentro pa que no se arruguen (cuento esto por traer a referencia la remanida y efectísta frase de mi amnigo Panchete Ibañof: "Tutti tiene que ver con tutti", lástima que Panchete ahora solo se dedica a vender leche por la tele), y me fuí a un capítulo que se intitula:

“El Hombre Absurdo”

“Mi campo -dice Goethe- es el tiempo”. He aquí la palabra absurda. ¿Qué es, en efecto, el hombre absurdo? El que, sin negarlo, no hace nada por lo eterno. No es que le sea extraña la nostalgia, sino que refiere a ella su coraje y su razonamiento. El primero le enseña a vivir sin apelación y a contentarse con lo que tiene; el segundo, le enseña sus límites. Seguro de su libertad a plazo, de su rebelión sin porvenir y de su conciencia perecedera, prosigue su aventura en el tiempo de su vida. En él está su campo, en él está su acción, que sustrae a todo juicio excepto el suyo. Una vida mas grande no puede significar para él otra vida. Eso sería deshonesto. Tampoco me refiero aquí a esa eternidad irrisoria que se llama posteridad...

Bueno, y sigue el tipo desarrollando sus ideas, al principio me confundí un poco ya que le vi otro costado al capítulo por el temita éste de que un colectivo de la linea C Verde casi amalgáma mi materia a la de un Renault 18 break, y como conté, eso me impresionó un poco, pero ya que éste fue el episodio que me hizo acordar de que en mi bolsillo estaba portando unas órdenes para que me descontracturen la espalda, lo aproveché para reencontrarme con este viejo y manchado de humedad librito tan sabio y que hace tantos años por una cosa o la otra releo por partes.

11 comentarios:

ojo vidrioso dijo...

Que momento!

Por suerte, estaban el libro, las empanaditas y el porrón.

Y sí, ahí es cuando refelxionamos profundamente, y nos pasa la vida por delante. Y nos replanteamos mil cosas.

Al final todo anduvo bien.

Abrazo!

Nauta Cousteau dijo...

zafé entre los monos ojo!! pero acá sigo pa tomarme las cosas con mas calma y darles muchos mas abrazos a mis hijos.

La Criatura dijo...

¡Tuviste tu last day dream!

el Rafa dijo...

Suerte que había porron... si una historia tiene final con porron todo bien.

Andrea dijo...

oh la la!!! Sí que es el tiempo. Ahora, habrá notado Ud. que por más eternidad a la cual nos sometamos,y por más trascendencia que nos creemos (y creamos), un día cualquiera lo inesperado termina con el tiempo.

Salud!!

Nauta Cousteau dijo...

AAhhhh Rafa, no sabes lo frescas que estaban esas Hinnekens, no podía ser de otra manera en lo de Pablob. Terminamos bien por suerte es lo que tiene esta ciudad cervecera.

Andre de pronto no estás mas de un momento pa otro. y no hay mas eternidad, se esfuman los sueños y ni te enteras, ni te enteras. Me cuesta de entrar en la cabeza.

Caro Pé dijo...

Voy a citar a un flor de hijo de puta q cito a otro: Antes de la víspera no se dá Nauta.
Qué momento!Son de película esos momemntos, puf, ai
loco, loco ,lo q se siente.
Nada depende de uno, expectante con ganas de q termine todo rápido.
agradezcale al kía tb,--al que más le guste.

Puta se nace dijo...

Gracias por tus palabras.

Pablo Bertoldi dijo...

Recién veo esto!!! Escolofriante el relato! Ya me lo habías contado... pero leerlo con tantos detalles es increíble! Lo que no me habías dicho era que llevabas ese libro. Qué bárbaridad de situaciones extrañas!

Pero bueno, me alegro que no te haya pasado nada... y que después hayas disfrutado de los porrones... y que puedas seguir dándoles besos a tus hijos!
Un susto nomás!

Leyendo lo que escribiste recordé un programa de Alejandro Dolina donde contaba muertes extrañas (las había anotado y busqué ese papel hasta que lo encontré, ja!)
La primera muerte que contaba Dolina era justamente la del filósofo que decís (por eso me acordé), pero en realidad era un dramaturgo griego que vivió en el siglo V a.c. y que murió trágicamente cuando una tortuga cayó del cielo y dio justo en su cabeza. La tortuga fue soltada por un águila. Su nombre era Esquilo (el del filósofo, no el de la tortuga, de la cual se desconoce el nombre y su suerte), y la frase más conocida de Esquilo es: “Consagro mis tragedias al tiempo”… ¿Qué tal?

El filósofo que murió insólitamente fue Pitágoras. Cuenta la leyenda que este filósofo y matemático griego murió porque se negó a pisar un campo de habas. Para Pitágoras, las habas tenían alma, por lo que era un crimen dañarlas y uno mucho más grave comerlas. La evidencia demoledora que sostenía esta maravillosa teoría son los pedos que genera su ingesta. Esos gases, para Pitágoras y para cualquier persona con un mínimo de sentido común, son en realidad el alma de las habas, que en su fuga anal buscaban un lugar más reposado que los intestinos humanos para gozar de su existencia inmaterial. Así pues mientras huía con sus discípulos de la invasión de los Siracusanos a principios del siglo V a.c., él y sus alumnos se encontraron con un campo de habas. Rehusó tajantemente pasar por allí, y antes de que le diera tiempo a rodear el campo de legumbres dotadas de almas, los enemigos le dieron alcance y lo mataron.

Otra muerte increíble es la de Allan Pinkerton, famoso por ser uno de los primeros detectives privados de la historia de EEUU y fundar la primera agencia de detectives que existió. Su vida llena de peligros terminó de la forma más estúpida. A finales de junio de 1884 resbaló en la calle y se mordió la lengua. Se negó a ir al médico, se le infectó la lengua y en pocos días la gangrena le hizo perder tanto la capacidad de hablar como la capacidad de vivir, ja!.

Una muerte que me causa mucha gracia (soy un hijo de puta por decir esto) es la de un tipo llamado Reichelt, un sastre austríaco residente de París, que en 1912 hizo un anuncio extraordinario. Declaró haber confeccionado una capa que le permitiría volar como un murciélago. Para demostrar sus afirmaciones, pidió permiso a los propietarios de la torre Eiffel, dado que necesitaba un lugar muy alto para lanzarse y luego sobrevolar la ciudad. Las autoridades, para sacárselo de encima le exigieron un permiso especial de la policía e increíblemente la autorización le fue otorgada. El 23 de febrero, junto a un grupo de fotógrafos y curiosos, el sastre se colocó su capa y desde lo mas alto de la torre, convencido de sus afirmaciones, miró con calma el cielo y se lanzó al vacío... el final es evidente.

Bueno, espero que se hayan reido un poco también! son unos hijos de puta!!!

Y si quieren másss muertes extrañas acá hay más!

http://www.taringa.net/posts/info/2463300/Las-Muertes-Mas-Absurdas-….html

Nauta Cousteau dijo...

Caro pienso que nada es al pedo y si hubo alguien o algo que metió la mano solo sería para abrirme los ojos supongo, mas que pa sacarme del peligro mas bien me metió en él, no? Y bueno acá estamos.

Puta gracias por la visita.

Pablob hay filmaciones del pobre iluso que se tiró de la torre Eiffel, cayó como una bolsa de papas el desgraciado.
Alucinantes las historias, realmente no puedo entender que es lo que te hace elegir derrochar energías en el feisbuc en lugar de abrirte un blog y escribir. No termino de entender.

Caro Pé dijo...

Sí esperaba una respuesta así, no xq lo crea previsible a ud.
Pero es un tema que conozco y me causa lo mismo q ud muuuchas veces.
salu2